domingo, 6 de julio de 2014

Historia de un don nadie. (1/2)

Era un hombre alto, tanto que rozaba las estrellas, el que circulaba por el callejón de los sentidos. Experimentaba miedo, melancolía y tristeza a cada paso dado. Su misión era encontrar la senda de la felicidad, aquella meseta del sur en cuyos prados siempre hay una hierva verde y luce un sol radiante que acariciaba suavemente las copas y gran parte del tronco de los árboles en un laguito apiñados.

Había pactado con su pasado no volverse a ver y así lo estaba cumpliendo. Vivía en el segundo piso del primer edificio del rincón de los sentidos. Repentinamente se levantó , cansado de sufrir esos sentimientos, cogió algunos objetos ( ropa, dinero, móvil...) y los metió en un pequeño maletín.

Eran las  melancolía y medio miedo cuando salió por la puerta, una pequeña puerta gris desgastada con el tiempo, sin destino alguno se decidió ir hacia el sur. A cada paso que daba  millones de los sentimientos más macabros que existen le impregnaban sus mangas de negra lana. Comenzó a llover y caía nihilismo a chorros, exhausto siguió su camino hacia la estación de tren que le llevaría a su nuevo destino.

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